AYÚDANOS A GANAR LA BATALLA CONTRA EL CÁNCER DE MAMA.

» La Casa de la Vida» Bruno Salvadori tiene como objetivo desarrollar actividades relacionadas con los aspectos físicos, psicológicos, familiares y sociales de las mujeres con cáncer de mama.

Entre estos objetivos cabe destacar:

– Contribuir a la creación y mantenimiento de prácticas sanitarias, asistenciales y rehabilitadoras, relacionadas con la salud física y mental de las mujeres afectadas por los problemas originados por el cáncer de mama.

– Ayudar a las mujeres afectadas por esta enfermedad a superar los problemas que van más allá del campo estrictamente médico, para conseguir una plena integración en la vida cotidiana.

– Promover todas aquellas actividades que convergen en la defensa de la igualdad de derechos y oportunidades, así como en el bienestar de las mujeres que viven esta situación y de sus familiares.

Los Servicios y actividades que dicha «Casa de la Vida» Bruno Salvadori presta desde el año 2008 son gratuitos, y personalizados para las mujeres con posible diagnóstico de cáncer de mama o con cáncer de mama. Se desarrollan en un espacio físico de forma diaria, acogiendo a cualquier mujer que llame a su puerta en las localidades donde existen. Está dirigida y atendida por voluntarias, que ejercen su labor en un marco de ayuda que va un poco más allá del estricto aspecto de la enfermedad.

La creación de un grupo de voluntariado para ayuda mutua, compuesto por mujeres con cáncer de mama en el que compartir e intercambiar información, experiencias y dar apoyo emocional es la clave del éxito.

Clave que va de la mano con el desarrollo de actividades, cursos y servicios para buscar de forma personalizada e integral alternativas y mejoras para la salud física, mental y emocional de las mujeres con cáncer de mama. Con la colaboración de las instituciones para hacer públicas las necesidades a fin de mantener, desarrollar y crear servicios de calidad en la atención asistencial; así como la creación de una red de socios o entidades colaboradoras que puedan contribuir al sostenimiento económico de las casas mediante sus aportaciones solidarias.


Si tuviéramos que resumir en pocas palabras las impresiones surgidas del grupo de
trabajo, la frase inicial sería el primer mensaje firme que las personas afectadas por el
cáncer queremos trasladar a la sociedad. Ayúdanos, porque con tu colaboración
avanzamos en nuestro proceso de curación.

En este manifiesto, elaborado en diversas sesiones de trabajo en las que hemos participado personas en proceso de curación o curadas, médicos, periodistas y representantes de colectivos solidarios, queremos expresar con nuestras palabras lo que hemos obtenido de esta enfermedad, cómo queremos que nos veáis y cómo nos hemos hecho dueñas de una situación que, de entrada, siempre se asocia con muerte.

Cualquier impacto negativo influye en nuestra recuperación. Por eso hemos querido que estas reflexiones nos hagan pensar a todos, aunque no pretenden ser dogma ni una norma férrea. Simplemente queremos que la sociedad nos escuche y que se hable del cáncer con normalidad, sin dramatizar. Es necesario fortalecer el mensaje de la prevención, la utilización positiva de las estadísticas, el apoyo firme de las familias, el papel de la sociedad como motor en nuestro proceso de curación. Todos podemos aportar para ganar al cáncer.

Cada persona es única y cada caso de cáncer es irrepetible. Es necesario que humanicemos los datos, que las estadísticas reflejen la esperanza de la recuperación. Apostamos por las estadísticas evolutivas, las que nos muestran que ahora se vive más y mejor que hace 25 años con nuestra enfermedad. No nos gustan las fotografías del instante, del ahora más inmediato. Cada persona enferma tenemos derecho a decir lo que queremos saber y lo que queremos que los demás sepan de nosotros. ¿Dónde está ese límite? En el mismo punto en el que el sentido común nos dice que lo que hacemos puede dañar a los demás.

Dirigimos este mensaje a la sociedad para que nos demos cuenta de la importancia que todos tenemos. Todos podemos aportar y saber que la prevención y el diagnóstico precoz es la mejor herramienta para vencer al cáncer. Por eso todos debemos tratar a esta enfermedad con normalidad. Potenciar nuestra implicación social es el motor para genera ilusión. Es necesario desdramatizar el presente y normalizar el futuro. Hay que lanzar un mensaje firme: usted, usted, yo, todos, podemos hacer algo por el cáncer de mama.

El cáncer impacta en todas las esferas sociales, sobre todo en las más cercanas. Impacta en los amigos, en los vecinos, pero sobre manera en las familias. Es esencial para la recuperación que el ámbito familiar esté tranquilo, sereno, consciente e informado de forma veraz y correcta. Las familias aportan mucho al proceso de curación y es imprescindible que colaboren porque existe un riesgo de rechazo por el temor a enfrentarse a algo desconocido. La manera de vivir el cáncer en familia condiciona siempre la curación. Las afectadas sólo pensamos en el ahora y aquí. Todos los tratamientos serán más llevaderos si nuestros apoyos están convencidos de la curación, y no por deseo, sino por convicción.

Debemos ponernos en la piel de las personas que padecen el cáncer de mama. Debemos pensar qué nos gustaría que dijeran de nosotros si estuviéramos en su lugar, y aprender a entendernos. Sólo pedimos algo tan simple como que todos se entiendan y que todos nos entiendan.

Necesitamos que a la sociedad le llegue un mensaje positivo de nuestra enfermedad. Es necesario decirles a las mujeres que se enfrentan por primera vez con el cáncer que se puede curar. Para eso es imprescindible que nadie confunda a la opinión pública, porque todos los recursos de nuestro entorno son básicos en nuestro proceso de curación. Las mujeres tienen que vencer el miedo que produce el cáncer y no vivir atemorizadas por una enfermedad de la que se puede salir con la ayuda de todos. Hemos creado un estado de ansiedad al vincular que el cáncer sólo se podía curar en centros excesivamente caros, tenemos que liberarnos de esta presión e involucrar a la sociedad, ya que tenemos medios a nuestro alrededor para combatir con garantías el cáncer en el sistema público de salud. Una prueba de estos recursos es el alto nivel de los distintos profesionales relacionados con esta patología.

Es importante que no se haga abuso de la desinformación desinteresada. No es conveniente que la visión de esta enfermedad sea siempre negativa: este primer impacto que produce el binomio cáncer-muerte es muy duro para afrontar el proceso con las máximas garantías. Al conocer y comentar el tiempo de vida que un médico estipula que le queda a una enferma, debemos tener en cuenta que, al otro lado, puede haber otra enferma que quizá buscaba en esa noticia un aliento para saber si la curación era posible.

Tenemos recursos a nuestro alcance para luchar contra la enfermedad y, aunque nunca sean suficientes, son válidos y los fortalecemos si todos ayudamos y los enfocamos en ganar la batalla. No sólo contribuyen los últimos avances médicos y científicos, sino que las sensaciones creadas alrededor de las enfermas son elementales para consolidar la recuperación.

No es conveniente crear falsas expectativas que sólo conducen a la confusión. No podemos permitir que del cáncer se hable siempre en pasado, nunca en presente o como futuro. Queremos hablar de futuro, y de nuestras vidas con y tras él.

¿Por qué hablamos cada vez más de cáncer en la sociedad? Y si lo hacemos, ¿Por qué la mayoría de los mensajes hablan de muerte?

No se debe utilizar la información del cáncer con fines interesados. No se debe hablar de un problema si no sabe nada o poco de su desarrollo. Si afirmamos algo durante mucho tiempo, al final, se convierte en realidad, y si la realidad está equivocada, nos estamos equivocando dos veces.

Es necesario que los diferentes sectores implicados se acerquen de forma frecuente, para conocer el trabajo de cada profesión. Es necesario que los médicos transmitan bien el mensaje, que lo expliquen sin rodeos y que los ciudadanos lo entiendan con la ayuda de los medios de comunicación.

Si me tuviera que hacer una pregunta final, ¿Cómo debo actuar ante el cáncer? La respuesta es sencilla: con normalidad y sin lástima, con el respeto que me merezco como persona y sin frivolidad, con ánimo y sin desinformación, con apoyo y entendimiento, con comprensión y sin compasión, con afecto y sin pena, con emoción y sin negatividad. Hay algo mucho peor que padecer un cáncer: tenerlo y no saberlo. Hay que insistir en los controles periódicos, apostar por la prevención y el diagnóstico precoz. Nosotras nos comprometemos con estas reflexiones. Así me gustaría que me vieras cuando te diga que tengo un cáncer.

“Simplemente queremos que la sociedad nos escuche y que se hable del cáncer con normalidad, sin dramatizar”.