SUSANA ALONSO

Con treinta años anidó el cáncer en mí. Me costó acostumbrarme a esa nueva realidad que, en algunos momentos, sobre todo al principio, denominé infierno.

Todo lo que entonces tenía en la cabeza se esfumó, escoger donde me iba de vacaciones y otros problemas o circunstancias cotidianas se escondieron, corrieron despavoridos al ver mi dolor y en mis sentimientos y pensamientos se instauró el cáncer como prioridad.

Me di cuenta de las ganas que tenía de vivir, nunca hasta entonces me había parado a pensar en, lo mucho que para mi significaba seguir en este escenario llamado vida, donde cada mañana mis ojos despiertan y son acariciados por el sol, invitados a vivir, aventuras y sueños.

Entonces, cuando el dolor por mi realidad creció tanto que se hizo insoportable y nada, de mis antiguas y cotidianas preocupaciones lo distraía, me esforcé por ver lo bueno que existía en mi vida.

Percibí con gusto los besos de mi madre en mi desnuda cabeza, descubrí amigos, incondicionales que tomaron mis preocupaciones como propias…Entendí que lo bueno estaba por venir, abracé a mi padre.

En aquel aburrimiento, donde necesitaba distracciones, me encontré con un viejo amor. Con paciencia, como sólo el auténtico amor te acompaña, había

esperado durante años aletargado dentro de mí. Mi pasión por escribir, una potente voz diciendo: eres artista, me dio la chispa para sonreír  y salir, a lo que quisiera que la vida tuviera más adelante preparado para mí.

Hoy, seis años después, con mi novela el Amor de Sam a la venta, con cientos de historias que me persiguen, a veces atropelladas, a veces en calma…acaricio la vida y la vida, cada día, me regala su sonrisa.

Bonito es poder estar escribiendo estas letras, para que sirvan de impulso, de inspiración a mujeres que estén como yo, estaba hace seis años. Si yo pude, tú también puedes.

Un abrazo